En este post hablábamos de la dificultad que los seres humanos tenemos para superar la ansiedad y la depresión, y el complemento que puede ser la Ayahuasca para ayudarnos a superarlas cuando no podemos por nosotros mismos.
Para tratar de superar estas patologías por nosotros mismos, es conveniente tener acceso al conocimiento sobre las mismas, por eso escribo este post acerca de esta patologías tan comunes hoy día. A día de hoy día este tipo de patologías (depresión, ansiedad, estrés…) ya suponen el 12 % de las enfermedades mundiales.
Según la OMS, se prevé que para el 2020 la depresión sea la tercera causa de mortalidad en el mundo.
La ansiedad y la depresión son diferentes patologías que tienen que ver con la adaptación al entorno, pero mientras que la ansiedad se experimenta normalmente en forma de miedo, la depresión se relaciona más con la tristeza. Ambas patologías son formas de reaccionar ante situaciones amenazantes o difíciles, que en la mayoría de los casos surgen de una interpretación exagerada de sus consecuencias (ansiedad), o la subestimación, falla o sentimiento de pérdida del propio sujeto (depresión).
En el caso de la ansiedad el pensamiento tiende a enfocarse en situaciones del futuro. En este caso, el sujeto cree que vive en un mundo temible, y por ello, tiene la necesidad de controlar lo que va a pasar. Siempre existe otra manera de ver las cosas, pero no podemos cambiar nuestros pensamientos si no somos conscientes del establecimiento mental en el que nos encontramos.
En el caso de la depresión, la persona vive en el pasado, concretamente en uno varios episodios tristes de su vida que se prolongan en el tiempo y que acaban por afectar a su capacidad de relacionarse con otros, trabajar o afrontar el día a día. La persona deprimida se encuentra desesperanzada y con falta de amor hacia sí misma, no viendo las opciones que tiene para salir de ese estado, a causa de su falta de conocimiento y consciencia de quien-es-realmente. Vive identificado con el fracaso, la culpa o con aquello que cree que le falta.
Mientras que en el caso de la ansiedad, la energía está mal canalizada, alejada del momento presente en un mundo mental que no puede corregirse si no surge la consciencia de ese mundo mental, la depresión se caracteriza por un estado de conservación de mínima energía. La persona deprimida puede llegar a estar impedida para por ejemplo, levantarse de la cama.
Lo cierto es que el deporte es una de las formas más efectivas que conozco para reducir la ansiedad y aumentar la energía. Con el deporte reducimos el estrés y automáticamente se gana energía. Así mismo, una buena alimentación y descanso. El mindfullness también ayuda a conectar con el momento presente, lo cual también está muy indicado para personas que sufren de ansiedad. En el caso de la depresión, el estado vibratorio de tan baja energía no permite cambiar los pensamientos, por tanto, al menos al comienzo, puede ser útil enfocarse en todo movimiento que permita ir ganando energía. Como decía Einstein:
«Nada sucede hasta que algo se mueve»
El deporte, además de conseguir esto, ha demostrado que mejora la autoestima, por tanto, es una terapia que le viene como anillo al dedo a la depresión. Así mismo, el contacto con la naturaleza y el apoyo del círculo cercano, tales como la familia o amigos.
Tanto la ansiedad como la depresión son estados mentales, y lo peor de ellos no es la emoción que se siente en sí, sino la sensación de pérdida de control. Aunque ambas puede salirse de control, eso no significa que nosotros nos salgamos de control, y que no podamos auto conducirnos para mejorar nuestro bienestar.
A medida que ganamos energía podemos ir aceptando pensamientos y emociones, que permiten ir mejorando el estado vibratorio, y la consciencia de este cambio en la persona rápidamente devuelve la sensación de control y la esperanza por su cura. Todo tiene un sentido, pero hay que abrirse a cada experiencia en lugar de rechazarla, pues todo lo que nos pasa es para aprender.
Pero no es posible pasar de la depresión a la alegría inmediatamente, porque nuestra naturaleza emocional y mental van ligadas.
En la siguiente tabla sintetizamos lo expuesto hasta ahora, y en la última fila recomendamos una serie de afirmaciones del principio del libro de ejercicios de «Un Curso de Milagros para Vivir desde el Ser» en cada situación:
Cuando partimos desde la depresión por ejemplo, debemos pasar por otros estados intermedios que en ocasiones incomodan a los demás, como por ejemplo la ira. La manifestación de la ira por parte de una persona sumida en depresión, supone una mejora en el estado vibratorio de la persona, y conviene que el círculo cercano a la persona la apoye para que no vuelva a su estado anterior.
El entendimiento de estas patologías es fundamental, tanto para la persona que la padece como para el círculo cercano. De la misma manera que cuando alguien se cae de un árbol, reconocemos su daño y no dudamos en socorrerle, si tuviéramos más conocimiento sobre otras patologías de tipo psicológico, también actuaríamos de la misma, sin tomarnos como algo personal lo que el otro nos está mostrando como por ejemplo la ira, valga la redundancia, los celos, la rabia, la decepción etc…
Por ejemplo, la ira o la agresividad que vemos en una persona es una llamada de socorro en realidad. No está indicando algo así como: «no siento mi Ser, me siento desconectado, no siento amor». En realidad su ataque es un ataque a sí mismo, y bastante tiene…
«Si todos pudiéramos mirar más allá del dolor ajeno, por medio de un mayor conocimiento de nuestra verdadera naturaleza, ese día habremos dado un gran paso hacia solidaridad y la Paz mundial, haciendo de este un mundo mejor. Todo comienza con uno mismo. A ello nos consagramos»