¡Qué alegría saber que en realidad todo está bien!

ACOMPÁÑAME y lo descubriremos JUNTOS

EMPECEMOS POR EL PRINCIPIO…

Hay determinadas personas que necesitamos ver más allá de los hechos con los que convivimos a diario.

Parece que eres el único que se siente así, y esto te detiene, porque es incómodo ir a contracorriente de la mayoría. Pero por otro lado, existe una necesidad de respuestas más fuerte. Conforme pasa el tiempo, esta «traición» contra uno mismo empieza a doler, hasta que la vida te empuja a escucharla.

Entonces comienzas a estar más dispuesto a salir de la comodidad, para luego darte cuenta de que esa «comodidad» no era más que entretenimientos para no hacer lo que te correspondía. Escucharte e ir hacia dentro.

Así fue como comencé a viajar por latinoamérica, a salir de la zona de confort, y posteriormente dejar mi trabajo para sanar. Hacer lo que fuera necesario.

Comencé a adentrarme en la incertidumbre y a experimentar la magia de lo que nos sostiene realmente.

Ser inconformista

Después de hacer ese viaje hacia el interior y comprobar la tremenda inercia que tiene nuestra programación a vivir limitados condicionados al mundo externo, algo tenía que hacer.

La experiencia que vivimos da fe de lo que creemos, y mientras creamos que lo que vemos es lo real, nos mantendremos bajo el programa matrix satisfaciendo nuestras carencias en la sociedad de consumo.

Oyes muchas veces, «es lo que hay». Todo el mundo parece convencido de que esta es la realidad que nos ha tocado vivir. Y uno piensa:

¿estoy verdaderamente en el infierno?

Tienes que haber algo más. Y ahí comenzó mi búsqueda de respuestas.

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Un darse cuenta...

Hemos sido domesticados para creer en lo que vemos y hemos asumido la teoría darwinista como cierta. Esa que dice que somos el resultado de mutaciones aleatorias.

Esta forma de pensar obedece a la idea de que somos cuerpos en un mundo donde no hay suficiente para todos. Puesto que la mayoría lo creemos, es lo que estamos viendo, pero todo en la vida es programación.

Es por eso que hoy día cada vez nos insensibilizamos más con la idea de que somos demasiados en el planeta, y que un recorte en la población mundial es hasta necesario.

Ahora el sustento se ha convertido en la búsqueda del dinero, y cada vez parece menos imposible que se pueda hacer en base a la forma en que nosotros queramos servir.

Con la aparición de internet han surgido oportunidades para hacerlo posible, sin embargo, algunas ideas que albergamos en cuanto a lo que creemos que es la vida y nuestra existencia nos limita y condiciona, y todo parece costar mucho esfuerzo.

Y así, terminamos creyendo que en el mundo impera la ley del más fuerte, donde no puede haber paz en el desarrollo de nuestro proyecto de vida.

Esta experiencia de nuestra realidad y la ausencia de alternativas contrasta con la gloria que todos buscamos, produciendo un doble sentimiento de vacío y culpa, que se va agudizando a medida que pasan los años. Nada de esto es cierto.

Cuando lo comprendes, cuando lo experimentas, aunque sea solo temporalmente, ves que el mundo es tuyo porque todas las cosas vienen a darte la bendición que necesitas para dar la bienvenida a lo que quieres aportar a los demás.

La mente es tan libre y poderosa que eres capaz de proporcionarte las emociones y realidades que quieres experimentar en cada momento, haciendo que sea inevitable su manifestación en el mundo material.

El estrés con el que viven aquellos que tratan de trazar su plan B de vida es que siguen actuando desde la huida, como si el mundo tal y como lo están viviendo fuera real.

Lo que da la experiencia de la vida no es lo que haces, sino con la mentalidad que lo haces. Si lo haces en base a lo que da la confianza para crear la realidad que quieres, desde quien realmente eres, entonces estarás en paz, sentiras seguridad y toda la abundancia que hay dentro de ti.

Por eso la vida nos pide que hagamos las cosas desde la co-creación, con aquello que siempre nos acompaña. Por eso cuando nos embarcamos en nuestros proyectos y seguimos operando de la misma forma que siempre, la vida nos dice, así no es, no te vas a volver a equivocar porque tu objetivo es despertar a tu auténtica realidad, y no estamos para que pierdas más el tiempo.

No hay nada ajeno a nosotros. Lo que vemos y vivimos está en nosotros. Estamos destinados por tanto a amar al mundo, porque nosotros

-somos el mundo-

Transcendiendo la dualidad...

Lo que vivimos en un sueño. Nada es real, salvo la vida, el amor y la unidad.

Esa es la verdad, todo lo bueno, y solo lo bueno, porque jamás fuimos expulsados del paraíso.

Y es muy normal que hasta profesionales de la salud mental siguen transigiendo y poniendo parches a errores de base en nuestra mentalidad, cuando lo que debemos aprender es a cambiar de mentalidad. Ideas tales como:

La carencia del mundo, que da lugar a un mundo cruel
El pecado que implica la espera de un castigo
La posibilidad de que te pasen cosas que no quieras
La idea de que el amor está fuera de uno mismo, y que por tanto hay que gustar a los demás para obtenerlo. Así, aprendemos que no se puede ser uno mismo
La idea de que el éxito se encuentra en la consecución de determinadas metas mundanas, fuera del aquí y del ahora.
La idea de que es posible perder algo
O la idea de que el dinero te puede proporcionar cosas reales o que están fuera de ti

Todo lo que obedece a estas ideas es solo la visualización de nuestra película interna. No es real. Siempre vemos el mundo que deseamos concebir. Al ser conscientes de eesta capacidad, sabes que todo está a tu favor. La percepción, ni el tiempo, ni el cuerpo vuelven a condicionarte.

A este respecto, Un Curso de Milagros dice lo siguiente:

El plan de perdón del ego se utiliza mucho más que el de Dios. Esto se debe a que lo ponen en práctica sanadores que no han sanado, y por lo tanto, pertenece al ámbito del ego. Consideremos ahora con más detenimiento al sanador no sanado. Por definición, está tratando de dar lo que no ha recibido. Si un sanador no sanado es un teólogo, por ejemplo, puede que parta de la premisa: “Soy un miserable pecador y eso es lo que eres tú también”. Si es un psicoterapeuta, es más probable que parta de la creencia igualmente absurda de que el ataque es real tanto para él como para su paciente, pero que eso es algo que a ninguno de los dos debiera importar…etc

(…) Todo sanador que busca la verdad en fantasías aún no ha sanado, pues no sabe dónde buscarla y, por lo tanto, no dispone de la solución al problema de cómo sanar. La única ventaja de traer las pesadillas a la conciencia es poder mostrar que no son reales y que su contenido no significa nada. El sanador no sanado no puede hacer eso porque no lo cree. Todos los sanadores no sanados siguen de una u otra forma el plan de perdón del ego…

Los errores están en nuestra programación hasta que llega un momento en que te das cuenta que tiene que haber otra forma.

UCDM continúa diciendo:

Si son teólogos probablemente se condenan a sí mismos, enseñan a condenar y propugnan una solución temible. Al proyectar la condenación sobre Dios, hacen que Éste parezca vengativo y temen Su justo castigo. Lo único que han hecho ha sido identificarse con el ego, y al percibir lo que éste hace, se condenan a sí mismos debido a esta confusión de identidad. Es comprensible que muchos se hayan rebelado contra este concepto, pero rebelarse contra él indica que aún siguen creyendo en él.

Ese es el motivo por el que la iglesia católica ha ido perdiendo cada vez más adeptos, pero como bien dice, los que se han vuelto ateos no se han liberado, y su vida puede terminar caracterizándose por el disfrute de lo mundano, como un medio de llenar el vacío que sienten. Este es el origen de aquello que caen en la tentación de las fuerzas oscuras. Creen que ellos son sus propios salvadores y van en busca del poder para controlar a todo el mundo mundo.

Por su parte, los agnósticos han hecho una elección más sabia, simplemente se han quedado en un «no sé». Aunque están igualmente tentados a equivocarse, su mentalidad abierta les ofrece más oportunidades de encontrar el camino.

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Mi experiencia vital

Niñez

De niño tenía sueños porque sentía que todo era posible. Pensaba que la vida no podía ser diferente de lo que sentía cuando de pequeño me pasaba horas y horas jugando en la buhardilla de mi casa. Algo así como la película de «La historia interminable». Era una experiencia que disfrutaba a mi antojo, y lo único que necesitaba era mi imaginación. Entonces, era capaz de crear un mundo de fantasía no condicionado por nada, en donde yo era dueño de mi propia experiencia.  

Siempre supe que esa libertad para sentirme como quisiera en cualquier momento. Sabía que existía otra forma de vivir.

Algunas experiencias místicas que he tenido con enteógenos me confirmaron esto y otras muchas cosas que después he visto que también son posibles. Cosas inimaginables desde los estándares del mundo, pero ciertamente, nuestra mente y lo que podemos llegar a hacer con ella resulta asombroso.

Pero hasta que retomé esa visión, a medida que crecía y pasaban los años, comenzó a apagarse mi visión original. Esa «nada» de la película de «La historia interminable»,  parecía ser más real que la misma «ciencia ficción».  

Saber más de mi niñez

En el camino me topé con muchas dificultades por «pensar diferente» y querer ser especial de la realidad que encontré en el mundo «adulto». Era un inconformista en la búsqueda de algo que parecía imposible encontrar.

Así pues, me sentía un bicho raro, y mi vida durante treinta años pasó a ser una lucha por intentar encajar y ser una oveja más del rebaño. Ese era todo el logro y aspiración.

Pasaron los años, y el miedo a no ser querido por los demás me hizo perseguir el éxito escolar. Finalmente saqué la E.G.B. con sobresaliente.

Una vez en un curso de asertividad que hice con el teléfono de la esperanza viví una experiencia extraordinaria de liberación. Simplemente descubrí el amor en la mirada de alguien más. Fue como un reencuentro con mi verdad, la primera vez que mi mente saltó a lo ilimitado y donde todo era puro gozo. Deduje que el nirvana tenía que estar cerca de aquello.

Este tipo de experiencias son un respiro y una señal de que existe algo más, un aliciente para seguir buscando.

Adolescencia

Por circunstancias de la vida hubo una época en que fui a un psicólogo. Tenía dificultades sociales, problemas de autoestima… El éxito escolar no era el problema en mi caso. Pero sentía mucho miedo de pandillas que me tenían amenazado. Mi autoestima era tan baja que no podía permitirme el lujo de fracasar en nada, y eso me hacía ser muy perfeccionista con el que trataba de compensar mi desconfianza.

El trabajo con el psicólogo me ayudó a descubrir que había una forma de sentirse mejor por medio de enfrentar nuestros pensamientos negativos.

El psicólogo me enseño un método para detectar creencias irracionales basado en cuatro criterios. Se hacía un análisis de la creencia en base a la utilidad, la lingüística en que estaban expresados los pensamientos, el grado de objetividad/subjetividad y la probabilidad de ocurrencia.

Nadie hasta ese momento me había enseñado que se podía influir en los pensamientos que uno tiene para darle la vuelta a una situación de miedo, ansiedad o angustia.

Por otra lado, veía que la chica con la que salía por aquellos entonces, muy creyente, no se regía por tal proceso, sino que más bien ese proceso de mantenerse feliz y contenta provenía de otro sitio que no requería ningún esfuerzo. De Dios me decía ella.

Ciertamente, era muy creyente en Dios. Provenía de una familia muy devota, y la verdad es que siempre me sentí muy bien en ese entorno. Ahí quedó la cosa dentro de mí.

Desde entonces me incliné por la ciencia y el mundo de la razón, ya que lo que me había enseñado el psicólogo era lo mejor que tenía. La mente racional, la re-programación de las creencias lo era todo.

Y así, ya siempre estuve vinculado con el crecimiento personal y la psicología. Al mismo tiempo seguía haciendo mi mejor esfuerzo en los estudios, y, finalmente, pude acceder a estudiar Ingeniería Industrial y cumplir con el objetivo de terminarla en cinco años.

Ya entrando en el mundo laboral, la autoexigencia no parecía valer para garantizar el éxito. Pero por aquel entonces ni si quiera intuía que el fracaso lo estaba produciendo yo mismo.  

Por más que trabajaba y me esforzaba no conseguía un reconocimiento que me fuera suficiente.

Lo que había aprendido con el psicólogo era la única salida que tenía para mis malos momentos, aunque requería un esfuerzo que no era natural, y que solo podía llevar a cabo cuando me hacían seguimiento.

En mis años 20s descubrí el Eneagrama, y en la querencia de encontrar algo que lo explicara todo, pensé que allí estaría la respuesta que buscaba. Aquello sería la punta del iceberg de lo que después aprendí. Por cierto, según mi amigo Alberto Peña Chavarino, si, soy un cuatro :)-

 

Saber más de mi adolescencia

A día de hoy reconozco que para mí esta herramienta era insuficiente, porque vivimos dominados por nuestra mente inconsciente, y por tanto, tomamos decisiones sin saber lo que realmente nos sucede. Pensamos que tenemos capacidad de controlar algo y no es cierto.

El eneagrama te ayuda a confundirte con lo que crees ser, e incluso te indica un camino para mejorar tu ego. Forma parte del sueño de separación que todos vivimos. Puede ayudar a determinados niveles de conciencia a hacer el ego más pequeñito, pero también se corre un gran riesgo de encender todavía más la visión egoica de separación, y por tanto, los juicios de un mundo en diferencias regido por los intereses de cada eneatipo. 

Posteriormente, en una conferencia sobre Eneagrama de Arnaldo Pangrazzi en Murcia conocí a un terapeuta de PNL que me ayudó en varias ocasiones de manera altruista y que reflejaba la verdad. Esto se nota. Son como ángeles en tu camino de búsqueda. Movido por su historia y su conocimiento, en el 2008 me formé como coach en PNL con Salvador Carrión. 

Salvador hablaba de espiritualidad y otras cosas que después de haber pasado por determinadas experiencias místicas, reconozco profundamente.

Hablaba por ejemplo de cambiar creencias a su antojo, algo que hacía con maestría, dibujando así la forma de ver las cosas sobre lo que parecía suceder en la realidad. Sonaba bien, pero por aquellos entonces no lo entendía.

Por algún motivo, la grandiosa PNL que parecía funcionar en otros a mi no me funcionaba, y así, ante la falta de una alternativa, seguí al rebaño de mi generación y me puse a hacer cursos y talleres de todo tipo, para buscar el propósito, la abundancia, el emprendimiento. Incluso probé el tantra etc…

Aquello del pensamiento positivo y la ley de atracción parecía más una utopía. Y cuando hablaban del ser, de vivir desde quien eres o la espiritualidad nadie se paraba demasiado a profundizar en esa parte que parecía tan importante. 

A día de veo nuestra tendencia a buscar atajos, porque resulta incómodo profundizar e ir más adentro. Y por tanto, no sería comercial.

Confrontar las creencias negativas, aunque me servía finalmente lo tomaba como una forma de autosugestión, y siempre quedaba ahí haciendo ruido en el inconsciente.

Creía que era una forma de autoengaño y que estaba dejando atrás parte de verdad que pudiera necesitar en algún momento. El por si acaso tiene mucha fuerza en nosotros y nos saca de la fe. Y pensamos (desde nuestro ego) que no puede ser sencillo.

Cuando al fin tienes determinadas experiencias y comprendes el funcionamiento del mundo, ahí nace la sabiduría para la fe, pero la vida sigue estando llena de retos y pruebas hasta que no quede ningún aspecto de la mente errada sin perdonar.

(Reflexión)

Después de tantos años y de estudiar la sabiduría no dualista, he comprendido que el mundo real solo es uno, y que hay un camino más directo que el de confrontar las creencias irracionales.

Lo que vemos es porque lo creemos, por tanto, la dualidad está dentro de nosotros, y si queremos una transformación de nuestro mundo, debemos comenzar a ir más allá del pensamiento colectivo dual.

La verdad yace dentro de cada uno de nosotros, y debemos escuchar nuestra propia sabiduría interna (no a la mente egoica) para extender nuestra luz al resto. 

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Adultez

El trabajo iba muy bien. Tuve mi buena época. Ya por fin estaba consolidado en una multinacional, tenía un excelente jefe, y me sentía realizado en ese sentido.

Menos mal que no todo iba mal. Además tuve diversas parejas con las que me sentía muy feliz. Había conseguido hacer lo que quería y ya parecía que todo iba viento en popa, que estaba siguiendo el camino correcto.

En la empresa terminé desarrollando los proyectos que quería, con los cuales gané algunos premios en mi carrera profesional: Premio_accesit_juan_miguel_villar_mir_a_ricardo_muñoz

En esta foto, recibiendo un premio del presidente de la compañía OHL, Juan Miguel Villar Mir.

Con el tiempo empezaban a surgir una serie de problemas familiares que me llevaron a tal desgaste que decidí emprender mi primer viaje de mochilero.

A partir de entonces empezaron a agudizarse las crisis personales. Entré en mi noche oscura del alma. Mi estrategia de hacerlo todo perfecto, o hacer al menos todo lo posible para librarme de la culpa que me perseguía por todas partes, empezaba a no ser suficiente.

Entonces cobró mucho sentido viajar, y por primera vez, exploré la parte más aventurera de mí, algo que me apeteció siempre hacer, aunque sabía que podría ser incómodo. 

Saber más sobre mis viajes

Así fue como salí por primera vez a viajar solo de mochilero, a las tierras místicas del Machu Piccu.

Allí conocí la Ayahuasca, la medicina de los chamanes. Alguien me había hablado de ella, y después de pasarlo tan bien y olvidarme de todos mi problemas en ese viaje, pensé que otra buena experiencia sería conocer a un chamán.

Pero ni las fechas ni la duración de las opciones que encontraba por internet me encajaron.

Fue pura coincidencia. El último día del viaje me cambié de hostal por falta de espacio y al llegar al que había justo en frente me encontré un folleto de chamanes y a dos tipos con una sorprendente buena energía que me animaban a que tomara la experiencia.

Me iba justo ese día. Mi vuelo salía a las tres de la mañana, y quizás por ese propósito de salir de la zona de confort vencí el impulso de creer que era demasiado precipitado y escuché mi corazón. Algo me dijo que me dejara llevar y al final se dieron las cosas, y estos amigos consiguieron que el «gurú» me atendiera.

La experiencia la realicé en un lugar llamado “Portal of Light”, en Pisaq, a una media hora en coche de Cuzco. Tuve un proceso verdaderamente fuerte pero también muy liberador. Sin duda fue una de las experiencias más duras y sobrenaturales, pero mereció la pena. Me sentí como nuevo durante meses a partir de aquello, y jamás podría olvidar el poder sanador de la Ayahuasca. 

Al año siguiente viajé a Colombia en búsqueda de nuevas experiencias. Entre los lugares que visité fue Ciudad Perdida, el que llaman Machu Piccu Colombiano, pero también estuve en Cartagena de Indias, Barranquilla, Medellín y el Putumayo, al sur de Colombia. Me había ido bien viajando solo en Perú e iba en busca de nuevas experiencias con chamanes en esta zona.

Así volví a repetir las experiencias con Ayahuasca en sucesivas ocasiones, donde pude experimentar lo místico, la unidad, el amor, y ver más allá de los límites de nuestro ego.

Aquello sirvió para ver que otra forma de ver el mundo no era una utopía, así que ahora que estaba seguro, necesitaba ver como integrar ese conocimiento para que formase parte de mi experiencia diaria. 

Más tarde comenzó a tambalearse el único pilar que sostenía mi vida. El trabajo. Me había ido muy bien a partir de aquello. Pude desarrollar los proyectos que quería, en el campo de las energías renovables, pero con el tiempo, comencé a tener personas a mi cargo y volvió a surgir ese espejo de mis propias heridas.

Confundido y sin saber ya como vivir, me di cuenta de que si no hacía algo diferente nada cambiaría, decidí consagrarme a descubrir la verdad de una vez por todas. 

Ahí comenzó un periodo de crisis hasta que me llené de valor y con 35 años, tomé la decisión que a la más mínima oportunidad me dedicaría de lleno a saber qué estaba pasándome. 

Pensaba que no tenía nada de malo en tomarme un tiempo para saber de qué va todo esto si ello podría cambiar la forma de estar en el mundo por el resto de mi vida. 

A los tres meses de aquello se dio la oportunidad de pedir el despido voluntario y durante tres años recorrí prácticamente todo Colombia. También fui en busca de más aventuras e inspiración a lo largo de México, Ecuador, Perú y Brasil.

Durante mis viajes, y movido por mi necesidad de poner orden entre las experiencias místicas vividas y la realidad del mundo. Guiado por las experiencias vividas y la sabiduría de Un Curso de Milagros, abría la atención al paradigma de la no-dualidad, y así poco a poco fui expandiendo mi conciencia. Así es como surgió mi primera obra: el sendero del Ser.

Algunas lecciones aprendidas

Latinoamérica me aportó mucho, y aprendí mucho de los indígenas. Teniendo en cuenta que no han sido tan condicionados por el mundo moderno y artificial, son los que conservan el conocimiento de la manera natural y armónica de vivir: con la naturaleza. Puesto que a mi me sirvió en su momento cuando no sabía como vivir y me sigue sirviendo, todos los años paso varios meses al año con ellos y recibo personas para brindar la misma experiencia extraordinaria de sanación que yo recibí. Si quieres más info, pincha aquí.
El deseo de ser especial que todos tenemos surge porque vivimos concibiendo una «realidad» inaceptable, y es la que todos compartimos como la verdadera.

Y así comienza toda la locura que experimentamos en este mundo, porque creemos que estamos desprovistos del amor y nuestra valía depende de los demás. Como vivimos bajo estas mentiras como la base de nuestra mundo, lo que vivimos es fruto de nuestra imaginación, como un sueño.
Hay dos factores claves para el descubrimiento de la verdad. La primera es conocer cómo son las cosas. En este sentido, la sabiduría nos guía. En segundo lugar, el enfoque de nuestra atención. Donde enfocamos la atención, ahí ponemos nuestra energía. Cuando nuestra intención va dirigida a la verdad y el amor, esta se nos revela. Pero sólo aprendemos mediante la experiencia de la verdad. De esta forma, si comienzas a considerar que eres el soñador del sueño, que ya estás despierto, será más probable que lo creas. Cuando lo crees lo experimentas.

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“Tu decisión de querer ver es todo lo que requiere la visión.  Lo que quieres se te concede. No cometas el error de creer que el pequeño esfuerzo que se te pide es una indicación de que nuestro objetivo es de poco valor. ¿Cómo iba a ser la salvación del mundo un propósito trivial? ¿Y cómo podría salvarse el mundo si no te salvas tú? Dios tiene un solo Hijo, y él es la resurrección y la vida. Su voluntad se hace porque se le ha dado pleno poder en el Cielo y en la tierra. Con tu decisión de querer ver, se te da la visión.”

¿Y AHORA QUE?

Dicen que soy bueno explicando, que miro más allá, profundizando hasta tocar las fibras sensibles. Siguiendo el consejo de los que me conocen, aquí estoy a tu servicio. Y la mejor manera de servir es conociéndote mejor. Con este objetivo, puedes hacer lo siguiente:

1) Si te has visto identificado con mi historia o se despertaron inquietudes en ti, déjame un comentario. Puedes dar tu opinión, preguntar dudas, comentar, pedir que desarrolle más un tema en concreto o simplemente compartir tu propia historia.

2) Si crees que esta información puede resultar de interés para alguien más, puedes compartirlo en tus redes sociales preferidas. Puedes utilizar el botón que aparece a la derecha.

3) Si no te apetece dejar un comentario ahora, ¡mándame un mensaje!.

Mi propósito es conectar y ayudar realmente a personas comprometidas con su despertar. 

Tan solo tres recomendaciones antes de escribir en comentarios:

1) Siente lo que vas a decir y toma conciencia de la emoción que estás extendiendo, observándola

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