Por mi experiencia personal, a la hora de diseñar la vida que uno desea siempre nos encontramos con los límites que nos impone nuestro Ego. Según esto, vivir desde el Ser que somos debería ser una prioridad, pues es la única alternativa que podemos elegir de forma consciente.

Vivimos en una sociedad enferma por nuestra mente, muchas veces desubicados y con motivo, pues no vivimos conforme a nuestra verdadera naturaleza. Nuestra verdadera naturaleza sólo puede ser encontrada si reconocemos nuestra parte espiritual. El día que descubrí esto mismo, fue como encontrar la pieza del puzzle que siempre me faltó.

Como ya hemos comentado en otros posts, nuestra mente desconectada es como una jauría de monos pidiendo la palabra… y no es preciso profundizar en cómo nos va cuando perdemos la quietud mental. Falta de concentración y creatividad, escasa memoria, sensación de vacío, estrés, son sólo alguno de los efectos que se experimentan.

Vivir desde el Ser requiere valentía, perseverancia y constancia. Estamos rodeados de un sistema lleno de tentaciones, y que los que estamos en el camino de la transformación, todavía encontramos confusión y nos vemos tentados a mantener el modo de vida que nos impone nuestro Ego. No funciona.

O estás en la Verdad, o estás en la mentira. Todo depende del guía elegido.

El “debo controlar lo que me sucede”, va en contra del Universo, y no podemos elegir el camino de en medio. Como citaba George Bernard Shawe:

“El hombre razonable se adapta al mundo; el irrazonable persiste en intentar adaptar el mundo a él. Por consiguiente, todo progreso depende del hombre irrazonable.” 

Cada día soy más consciente de que en última instancia nuestras decisiones o nos acercan a la Verdad, dónde encontramos la felicidad, o a algo distinto fruto de la ilusión. Esta ilusión se origina en nuestro mundo mental que nos limita conseguir aquello que anhelamos, en una rueda incesante de estrés, preocupaciones, miedos, culpas y más sufrimiento del innecesario.

Y esto sucede porque -nos falta conocimiento sobre cuestiones trascendentales del Ser Humano-, y que creemos que vienen determinadas por algo o alguien más allá, dejándonos en el inmovilismo y resignación acerca de nuestra circunstancia.

Biológicamente ya ha quedado demostrado a través de la neurociencia la plasticidad del cerebro humano.

La plasticidad es la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y su funcionamiento a lo largo de su vida.

Sólo es posible descubrir nuestra capacidad de reinvención cuando profundizamos en estas cuestiones, y divisamos desde la otra orilla por donde solemos transitar, tomando conciencia de que en realidad somos los únicos que nos auto-limitamos, por ejemplo, siendo conscientes de la cantidad de situaciones que imaginamos que nos hacen daño, y que nunca dejaron de estar sólo en nuestra mente.

Cuando observas que la mayoría de las situaciones problemáticas son creadas por nuestra mente, te das cuenta del poco sentido que tiene tomarse la vida tan enserio.

¿Alguna vez te has sentido traicionado o decepcionado por alguien, y al cabo de unas horas te das cuenta que aquello solo estuvo en tu imaginación… que nunca existió ninguna mala intención por parte de otra persona?

¿Alguna vez imaginaste situaciones para las cuales tenías que prepararte, y acabó siendo inútil porque nunca se dieron?

A través de la auto-observación podemos ir entrenándonos para no caer en las trampas de nuestra mente, que siempre busca la seguridad y la permanencia de las cosas. Dándonos cuenta de nuestros errores, y conociendo mejor nuestra naturaleza a través de los textos de sabidurías, podemos darnos permiso para confiar en que en verdad existe otra manera de vivir desde la que podemos permitirnos simplemente Ser, sin tratar de controlarlo todo y creyendo en que debemos enfrentar a la vida.

Si somos conscientes de que todo lo creamos nosotros mismos, podemos asumir la responsabilidad y recuperamos nuestro poder fruto del conocimiento.

Nuevamente recordamos en la siguiente tabla las diferencias entre Vivir desde el Ser o Vivir desde el Ego:

Creer que el sentido de nuestra vida viene determinado con un ente más allá, puede hacernos llegar a la conclusión de que “mi vida no tiene sentido”.

¿De dónde nos viene esto? ¿Lo he elegido yo conscientemente? ¿Puedo desprenderme de esta creencia? ¿Qué sucedería si lo hiciera?

Qué pasaría si me preguntara,

¿qué es lo que no tiene sentido? ¿Quién le da sentido a mi vida? ¿Tengo yo algo que ver al respecto?

Afortunadamente nuestros ancestros, así como heredamos de ellos una cultura errada, derivadas de las concepciones de la metafísica, también hubo sabios que consagraron su vida a la búsqueda de una Verdad. No sé qué sería del mundo sin la contribución de estos pensadores. Siento un gran respeto y admiración por todas estas personalidades a los que me refiero como sabios.

Hoy día, las ideas que se desprenden de la espiritualidad está empezando a ser comprobadas por la ciencia, por la física cuántica, y también es destacable la coincidencia, cada una con su cosmovisión particular, de la diferentes fuentes de sabiduría. Un Curso de Milagros, sabiduría maya, sabiduría celta, sabidurías orientales, advaita vedanta, bhagavad gita, cábala… todas coinciden y apuntan a la existencia de un mundo interior en el ser humano que rige nuestra existencia, la no – dualidad, la Unidad que somos, pero ahora no entraremos en eso. Ya habrá tiempo.

Desde mi punto de vista, lo transformador es reconocer e integrar nuestra naturaleza espiritual, pues de esta forma tenemos una guía que nos permite estar en el mundo con una visión corregida.

El mundo no es una lucha por la supervivencia. Por el simple hecho de estar vivos, estamos bendecidos y liberados de todos nuestros pecados, de nuestro pasado, por el Universo, Dios, o lo que sea que todo-lo-creo, llámalo como quieras.

El nuevo paradigma contempla necesariamente ir más allá de lo que veo. Lo que pienso es lo que veo, lo que veo es lo que percibo, pero si la mente que piensa se encuentra desconectada de la guía que proporciona el espíritu, entonces la percepción reafirma el pensamiento y es imposible avanzar.

«Ver más allá de la realidad aparente es imprescindible para la expansión del espíritu»

Pero deambulamos por la vida tan condicionados que no nos paramos a pensar por nosotros mismos acerca de nuestra función particular. En su lugar, solemos identificarnos con lo que tenemos o hacemos, o con los estereotipos prestablecidos…  y creemos que elegir entre ellos es libertad, cuando en realidad es una condena a nosotros mismos, porque en realidad hacemos eso para buscar aceptación y amor en los demás, alejándonos así de la verdad y la fuente que se encuentra en nosotros mismos.

Salir del marco prestablecido y ser uno mismo, conlleva un precio inicial, pero a la larga, lo que nuestra autenticidad puede llegar a despertar en los demás será mucho mejor negocio que vivir una vida elegida por otros.

Resulta difícil comenzar a andar en la senda de la incertidumbre, y si esperamos a ver para creer, nunca avanzaremos hacia una vida de paz y alegría con nosotros mismos. De Sean Stephenson  recogemos la siguiente cita:

«No es ver y creer, sino creer para ver»

Según la teoría psicológica de Maslow, tras cubrir las necesidades fisiológicas, el siguiente paso en la escala es tener seguridad. Para mí esto contradice lo comentado hasta ahora, y tampoco estoy de acuerdo con que la realización personal sea lo que se consigue la final de nuestra vida. En mi opinión, la pirámide la dibujaría como sigue:

Piramide sanando al ser más allá del ego

La Ley espiritual de comienzos y fines también corrobora lo anterior. No es posible una realización personal futura si desde hoy no te sientes realizado, no te sientes en dicha, y la visión espiritual abre paso a esto mismo.

Cuando nos fijamos metas centrándonos en el resultado, desde la seguridad que quiere el Ego, nos centramos inevitablemente en la ausencia del resultado, y en todo aquello que nos queda por hacer. Es mucho más efectivo hacer por hacer, para salir de la dualidad, poniéndo el destino en manos de lo que está más allá de nosotros, para salir de la dualidad que boicotea los resultados. Es hora del desapego.